Amigos.
Regresando al tema de ayer, debo decir a ustedes que me siento espantado y sorprendido por las expresiones de odio que el Senador Martínez coleccionó el día de ayer, en los distintos medios que pude escuchar.
Expresiones tales como “esto no es posible” “muerte al nazi” “las expresiones religiosas deben quedar fuera de la política” “lo malo es que tiene base social amplia” y otras estupideces, que denotan por supuesto una profunda ignorancia, no porque esté de acuerdo o no con Martínez, sin por la forma de juzgar y pretender acallar a alguien al mas puro estilo fascista.
A mi me enseñaron, que el pináculo de una sociedad democrática es el foro público en donde es posible discutir y alimentarse de las distintas ideas de los distintos hombres. En ese sentido, me parece no solo válido, sino incluso hasta deseable que alguien en ese órgano colegiado exponga puntos de vista que representan la opinión de un grupo importante de la población.
Pero no, la estrategia es despedazarlo para garantizar que nadie se vuelva a meter con sus ideas que reitero, al día de hoy se antojan mas reivindicaciones ideológicas de grupo que soluciones para la República.
Pero esta intolerancia rabiosa e irracional a la intolerancia, no es algo privativo de nuestro país.
Ahora resulta, que la selección mexicana está en riesgo de ser expulsada de la justa mundialista porque la tribuna le grita a los porteros “puto”
Y la comisión contra la discriminación (o algo así) de la FIFA, considera que es una expresión homofóbica.
Cualquiera que esté leyendo estas líneas, entiende que ni la tribuna conoce a los porteros, como para calificarlos por su preferencia sexual, y que en el último de los casos ni le importa.Mas evidente, como una expresión racista segregacionista es gritarle “negro” en efecto a una persona de color, o “indio” a Hugo Sánchez (quien solo respondió ganando 5 píchichis y un balón de oro).
Es idiosincrasia de éste País. En el último de los casos a mi me parece una posición racista y exclusionista tratar de impedir que los pueblos se comporten conforme a su propia idiosincrasia y cultura.
Pero no, estamos llegando a extremos ridículos. Los mexicanos hemos sido acusados de ser discriminatorios. Por amor de Dios. Un Senador de la República que dio un discurso a favor de la familia tradicional es acusado de Nazi. A mí alguien me vetará mi columna (como ya sucedió en el pasado) por no estar de acuerdo con lo que escribo.
Amigos. Ya nos volvimos locos. Nos negamos a suprimir a un asesino violador y envenenador confeso, pero saludamos como el símbolo de una nueva era la muerte provocada de quien no ha nacido. a través del Derecho positivo dotamos a los animales de una especie de personalidad jurídica, al darles derechos, cuando ellos son y deberían ser siembre objetos de protección jurídica. Permitimos normas que alienta a nuestros adolescentes a practicarse abortos, usar estupefacientes y hormonas, y a optar por intervenciones quirúrgicas y legales de reasignación sexo-genérica sin necesidad de autorización de sus padres o tutores.
Me parece que estamos cercanos al final de esta era y la humanidad necesariamente deberá de dar paso a otro estadio sobre los escombros de nuestra actual civilización. La intolerancia será la bandera, el pretexto; habrá que ver quien se beneficia del conflicto por venir.
Hasta mañana!!